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CAPÍTULO XII.

8 Y asiendo de él, le mataron, arrojándole antes fuera de la viña.

9 ¿Qué hará pues el dueño de la viña? Vendrá, y perderá á aquellos renteros, y arrendará la viña á otros.

10 ¿No habeis leido este lugar dela Escritura [1]: La piedra que desecharon los que edificaban, vino á ser la principal piedra del ángulo:

11 el Señor es el que hizo eso, y estamos viendo con nuestros ojos tal maravilla?

12 En la hora maquinaban cómo prenderle; porque bien conocieron que á ellos habia enderezado la parábola: mas temieron al pueblo, y así, dejándolo, se marcharon.

13 Pero le enviaron algunos Fariseos y herodianos [2], para sorprenderle en alguna expresion.

14 Los cuales vinieron y dijéronle: Maestro, nosotros sabemos que eres hombre veraz, y que no atiendes á respetos humanos, porque no miras la calidad de las personas, sino que enseñas el camino de Dios con lisura y segun él es: ¿nos es lícito a nosotros, pueblo escogido de Dios, el pagar tributo á César, ó podrémos no pagarle?

15 Jesus penetrando su malicia, díjoles: ¿Para qué venis á tentarme? dadme á ver un denario, ó la moneda corriente.

16 Presentáronselo, y él les dice: ¿De quién es