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SAN MÁRCOS.
CAPÍTULO XII.
Parábola de la viña plantada y arrendada. Convence Jesus á los Fariseos y sadduceos, redarguyéndolos. Sobre pagar el tributo al César; y sobre la resurreccion de los muertos. Christo, Señor de David: soberbia de los Escribas: ofrenda ténue de la viuda, preferida á todas las grandes oblaciones de los ricos. (Matth. 21, 22. Luc. 20, 21.)

1 En seguida comenzó á hablarles por parábolas: Un hombre, dijo, plantó una viña, y la ciñó con cercado, y cavando hizo en ella un lagar, y fabricó una torre, y arrendóla á ciertos labradores, y marchóse lejos de su tierra.

2 A su tiempo despachó un criado á los renteros para cobrar lo que debian darle de el fruto de la viña.

3 Mas ellos agarrándole le apalearon, y le despacharon con las manos vacías.

4 Segunda vez les envió otro criado; y á este tambien le descalabraron, cargándole de oprobios.

5 Tercera vez envió á otro, al cual mataron: tras este otros muchos; y de ellos á unos los hirieron, y á otros les quitaron la vida.

6 En fin, á un hijo único que tenia y á quien amaba tiernamente, se lo envió tambien el último, diciendo: Respetarán á lo ménos á mi hijo.

7 Pero los viñadores al verle venir se dijeron unos á otros: Este es el heredero; venid, matémosle, y será nuestra la heredad.