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SAN MÁRCOS.
CAPÍTULO XI.
Entrada triunfante de Jesus en Jerusalem. Maldicion de la higuera. Los negociantes echados del Templo: poder de la fé: perdon de los enemigos. Los príncipes de los sacerdotes confundidos. (Matth. 21. Luc. 19. Joann. 21.)

1 Cuando iban acercándose a Jerusalem, al llegar junto a Bethania, al pié del Monte de las olivas, despacha dos de sus discípulos,

2 y les dice: Id á ese lugar, que teneis en frente, y luego al entrar en él, hallaréis atado un jumentillo, en el cual nadie ha montado hasta ahora: desatadle, y traedle.

3 Y si alguien os dijere: ¿Qué haceis? responded, que el Señor lo ha menester; y al instante os le dejara traer acá.

4 Luego que fueron, hallaron el pollino atado fuera delante de una puerta á la entrada de dos caminos, ó en una encrucijada [1], y le desataron.

5 Y algunos de los que estaban allí, les dijeron: ¿Qué haceis? ¿por qué desatais ese pollino?


  1. Como la palabra griega ἀμφόδος y la latina bivio de que usa la Vulgata, pueden significar el ángulo que forman al principio dos caminos que salen de un mismo punto para ir á dos parages, ó tambien el punto en que se cruzan dos caminos que vienen de diferentes lugares; por eso se ha añadido de letra cursiva encrucijada. En el manuscrito del padre Petisco se traduce entre dos sendas.