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CAPÍTULO VIII.

28 Respondiéronle: Quién dice que Juan Bautista, quién Elías, y otros en fin que eres como uno de los antiguos Profetas.

29 Díceles entónces: ¿Y vosotros quién decis que soy yo? Pedro respondiendo por todos, le dice: Tú eres el Christo ó Mesías.

30 Y les prohibió rigorosamente el decir esto de él á ninguno, hasta que fuese la ocasion de publicarlo.

31 Y comenzó á declararles cómo convenía que el Hijo del hombre padeciese mucho, y fuese desechado por los Ancianos, y por los príncipes de los sacerdotes, y por los Escribas, y que fuese muerto; y que recsucitase á los tres dias.

32 Y hablaba de esto muy claramente. Pedro entónces tomándole a parte, comenzó á reprenderle respetuosamente.

33 Pero Jesus vuelto contra él, y mirando á sus discípulos, para que atendiesen bien á la correccion, reprendió ásperamente á Pedro, diciendo: Quítateme de delante, Satanás, porque no te saboreas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

34 Despues convocando al pueblo con sus discípulos, les dijo á todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese á si mismo, y cargue con su cruz, y sígame.

35 Pues quien quisiere salvar su vida á costa de su fé, la perderá para siempre; mas quien perdiere su vida por amor de mí y del Evangelio, la pondrá en salvo eternamente.