que habia salido de él, vuelto a los circunstantes, decia: Quién ha tocado mi vestido?
31 A lo que respondian los discípulos: ¿Estás viendo la gente que te comprime por todos lados, y dices: ¿Quién me ha tocado?
32 Mas Jesus proseguia mirando á todos lados, para distinguir la persona que habia hecho esto.
33 Entonces la muger, sabiendo lo que habia experimentado en sí misma, medrosa, y temblando, se acercó, y postrándose á sus pies, le confesó toda la verdad.
34 Él entónces le dijo: Hija, tu fé te ha curado: véte en paz, y queda libre de tu mal.
35 Estando aun hablando, llegaron de casa del gefe de la Synagoga á decirle á este: Murió tu hija: ¿para que cansar ya al maestro?
36 Mas Jesus, oyendo lo que decian, dijo al gefe de la Synagoga: No temas; ten fé solamente.
37 Y no permitió que le siguiese ninguno, fuera de Pedro, y Santiago, y Juan el hermano de Santiago.
38 Llegados que fueron a casa del gefe de la Synagoga, vé la confusion, y los grandes lloros y alaridos de aquella gente.
39 Y entrando, les dice: ¿De qué os afligís tanto, y llorais? la muchacha no está muerta, sino dormida.
40 Y se burlaban de él sabiendo bien lo contrario. Pero Jesus, haciéndoles salir á todos fuera, tomó con sigo al padre y á la madre de la muchacha, y á los tres