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CAPÍTULO III.

de Beelzebúb, y así por arte del príncipe de los demonios es cómo lanza los demonios.

23 Mas Jesus habiéndolos convocado, les decia ó refutaba con estos símiles: ¿Como puede Satanás expeler á Satanás?

24 Pues si un reino se divide en partidos contrarios, es imposible que subsista el tal reino [1].

25 Y si una casa está desunida en contrarios partidos, la tal casa no puede quedar en pié.

26 Con que si Satanás se levanta contra sí mismo, está su reino en discordia, y no puede durar, antes está cerca su fin.

27 Ninguno puede entrar en la casa del valiente para robarle sus alhajas, si primero no ata bien al valiente [2]; despues si que podrá saquear la casa.

28 En verdad os digo, añadió, que todos los pecados se perdonarán fácilmente a los hijos de los hombres, y aun las blasfemias que dijeren;

29 pero el que blasfemáre contra el Espíritu santo, no tendrá jamás perdon, sino que será reo de eterno juicio ó condenacion [3].

30 Les decia esto porque le acusaban de que estaba poseido del espíritu inmundo.

31 Entre tanto llegan su madre y hermanos ó parientes; y quedándose fuera á la puerta, enviaron á llamarle.


  1. Matth. XII. v. 25.
  2. Ib. v. 29.
  3. Esto es, será sumamente difícil su arrepentimiento.