estaba sentado entre vosotros enseñándoos en el Templo, y nunca me prendísteis.
56 Verdad es que todo esto ha sucedido para que se cumplan las escrituras de los Profetas. Entónces todos los discípulos, abandonándole, se huyeron.
57 Y los que prendieron á Jesus le condujeron á casa de Caiphás [1], que era Sumo pontífice en aquel año, donde los Escribas y los Ancianos estaban congregados.
58 Y Pedro le iba siguiendo de léjos, hasta llegar al palacio del Sumo pontífice. Y habiendo entrado, se estaba sentado con los sirvientes, para ver el paradero de todo esto.
59 Los príncipes pues de los sacerdotes, y todo el concilio andaban buscando algun falso testimonio contra Jesus, para condenarle á muerte;
60 y no le hallaban suficiente para esto, como quiera que muchos falsos testigos se hubiesen presentado. Por último aparecieron dos falsos testigos,
61 y dijeron: Este dijo: Yo puedo destruir el Templo de Dios, y reedificarle en tres dias.
62 Entónces, poniéndose en pié el Sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada á lo que deponen contra tí?
63 Pero Jesus permanecía en silencio. Y díjole el Sumo sacerdote: Yo te conjuro de parte de Dios vivo, que nos digas, si tú eres el Christo ó Mesías el Hijo de Dios.
- ↑ Despues de haberle pasado por la de Anás.