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CAPÍTULO XVIII.

8 Que si tu mano ó tu pié te es ocasion de escándalo [1] ó pecado, córtalos y arrójalos léjos de tí; pues mas te vale entrar en la vida eterna manco ó cojo, que con dos manos ó dos pies ser precipitado al fuego eterno.

9 Y si tu ojo es para tí ocasion de escándalo, sácale y tírale lejos de tí: mejor te es entrar en la vida eterna con un solo ojo, que tener dos ojos y ser arrojado al fuego del infierno.

10 Mirad que no desprecieis á alguno de estos pequeñitos: porque os hago saber que sus ángeles de guarda en los cielos están siempre viendo la cara de mi Padre celestial.

11 Y ademas el Hijo del hombre ha venido á salvar lo que se habia perdido.

12 Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se hubiere descarriado, ¿qué os parece que hará entonces? ¿no dejará las noventa y nueve en los montes, y se irá en busca de la que se ha descarriado?

13 y si por dicha la encuentra, en verdad os digo que ella sola le causa mayor complacencia que las noventa y nueve que no se le han perdido.

14 Así que no es la voluntad de vuestro Padre, que está en los cielos, el que perezca uno solo de estos pequeñitos.

15 Que si tu hermano pecáre contra tí, ó cayere en


  1. Véase Escándalo, Figura.