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CAPÍTULO VII.

12 Amigas de la Esposa. Vuélvete, vuélvete, oh Sulamite[1]: vuélvete á nosotras, vuélvete para que te veamos bien.

CAPÍTULO VII.
Es alabada la Esposa por las victorias que ha de conseguir de sus enemigos, por su fecundidad, y por la educacion que dará á su prole. La lglesia sobre la tierra contiene en sí buenos y malos; y experimenta ya alegria, y ya tristeza; ya esperanza, ya temor; pero en el cielo es toda pura y bella, y siempre gozosa y feliz, hace las delicias del Rey celestial, el cual es su divino Esposo.

1 Esposa. ¿Qué podréis ver en la Sulamite sino coros de música en medio de escuadrones armados [2]?


    rece que llora la Synagoga cuando dice: Conturbóse mi alma por los carros de Aminadab.

  1. Sulamitis (y no Sunamitis como se lee en los Setenta) es palabra derivada de Schelemoh, Salomon, ó Pacífico, Feliz, Augusto; y así Sulamitis quiere decir que es cosa de Salomon, ó como quien dice Salomona, Pacíica, etc. Otros la derivan de Schalem, nombre dado á Jerusalem; pero el sentido viene á ser el mismo.
  2. O una mezcla de cosas agradables y terribles? O tambien: sino coros militares de música? Es la respuesta que da la Esposa á lo que decia aquel coro de doncellas que la habia alabado; y las confirma en lo que decian. Entonces las doncellas comenzaron de nuevo á loar mas particularmente la gracia y gentileza de la Esposa. Todas las comparaciones que siguen, son al estilo y gusto de los pueblos orientales, y nos parecerán impropias, si solo atendemos á nuestros usos y lenguage. En este capitulo comienza el quinto dia.