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LIBRO DEL CANTAR DE CANTARES.
11 Esposa. No lo advertí: conturbóse mi alma por figurarme que oia los carros de Aminadab [1].
- ↑ En este verso se responde á lo que ha dicho el Esposo en el anterior. Segun el comun sentir de los Padres y expositores, la que aquí habla es la Synagoga. Y es de notar que en el original hebreo la palabra Aminadab son dos voces רמי נעיב que significan de mi pueblo voluntario: por esto muchos lo entienden como nombre apelativo, y no como propio de persona ni lugar. Así lo confirman varios rabinos, y se ve en algunas versiones griegas antiguas. Esto supuesto, la Synagoga ya convertida (como le será algun dia, segun el vaticinio de los Profetas y del apóstol san Pablo) confiesa aquí su funestísima ignorancia, y esta confesion es ya señal de su cordura. Dicha ignorancia es aquel velo que, segun la expresion del Apóstol (II. Cor. v.15.) aun el dia de hoy cuando se lee á Moyses, cubre el corazon de los hebreos; pero en convirtiéndose este pueblo al Señor se quitará el velo. Entonces la Synagoga compungida dirá: El Esposo bajó al huerto de los nogales, visitó su viña y vino á ver si habia florecido: mas yo estuve en la ignorancia, no conocí al Mesías ni el tiempo de su visita ó venida; y se cumplió por mi desgracia aquel terrible vaticinio de Isaías (capítulo 6. vers. 10): Embota el corazon de ese pueblo, tapa sus orejas y véndale los ojos, etc. Y Jesu-Christo decia en la cruz: Padre mio, perdónalos, porque no saben lo que se hacen. Luc. XXIII. v.34. Pero despues al ver la Synagoga que predicando el Evangelio los apóstoles, corria de tropel á la Iglesia la muchedumbre de las naciones gentiles que ella reputaba por malditas, y se formaba un pueblo ó reunion voluntaria ó espontánea de gentes de todos los pueblos, se turbó y se obstinó mas en su ceguedad, viendo que el Señor se dejó hallar de aquellos que antes no le buscaban. Is. LXV. v.1. Desde entónces fue injerto el ramo del olivo fructífero. Rom. X. v.28.—XI. v.24. Y esto pa-