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LIBRO DEL CANTAR DE CANTARES.
CAPÍTULO VI.
Nuevos elogios de la Esposa: ella es hermosa, y asimismo terrible.
§. I. La Iglesia es come el jardin del Jesu-Christo, objeto de sus delicias, y la admiracion de los ángeles: es la alegría del cielo, y el terror del infierno.

l Esposa. A su huerto hubo de bajar mi amado, al plantío de las yerbas aromáticas, para recrearse en los verjeles, y coger azucenas.

2 Yo soy toda de mi amado, y mi amado es todo mío, el cual se recrea entre azucenas [1].

3 Esposo. Hermosa eres, querida mia, y llena de dulzura: bella como Jerusalem, terrible y magestuosa como un ejército en órden de batalla [2].

4 Aparta de mí tus ojos, pues esos me han hecho salir fuera de mí, y me arroban. Son tus cabellos como el fino pelo de los rebaños de cabras que se dejan ver viniendo de Galaad.


  1. Dice esto la Esposa respondiendo á las hijas de Jerusalem, no en tono de afirmarlo de cierto. Pero mientras lo decia, se le presenta delante el mismo Esposo, y viéndola tan afanada en buscarle, le habla con entrañable cariño.
  2. Todo lo vences con las flechas que arroja tu corazon, y las saetas que despiden tus ojos. Y así le suplica que aparte de él por un poco sus ojos; pues le tienen como fuera de si. Esto es, le pide aquello mismo que no quiere que le conceda.