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recién nombrada por él, vacilante y medrosica, trataba de ahogar la revolución en su nacimiento. Corrió Cárceles a la Casa Consistorial y, acompañado de unos Voluntarios muy decididos (entre ellos iba yo), se acercó a la puerta del salón de sesiones en el momento en que peroraba un señor Fernández, escribano, capitán de Movilizados y amigo de Prefumo. Dimos un empujón a la puerta y nos plantamos en medio del salón. Cárceles no dijo más que esto: 'Despejen... ¡a escape, a escape!... El que no quiera salir por la puerta saldrá por el balcón'. Desbandáronse los reunidos.

»En aquel momento, la bandera roja y el cañón de Galeras proclamaron el régimen nuevo. A eso de las diez de la mañana, se reunieron en la plaza más núcleos de Voluntarios y Movilizados. Yo volé al Arsenal, y al poco rato traje la noticia de la sublevación de la marinería y de los obreros de la Maestranza. Al mediodía se nombró nueva Junta Revolucionaria, eliminando a los de la cepa prefumista y benévola, y sustituyéndolos con federales ardientes. En esta Junta se dio la presidencia a don Pedro Gutiérrez, nombrando a Cárceles Comandante General de las fuerzas populares...

»Para comprender bien nuestra emoción (y en plural lo digo porque en todos aquellos lances me encontré); para que te hagas cargo de las alternativas de susto y ardimiento, de coraje, desmayo y suprema exaltación, considera los graves sucesos que con precipi-