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toria Cantonal. Os doy un fiel extracto de su verbosa relación:

«Todo lo que aquí ves, todo este prodigio de crear un Estado, rudimentario si quieres, pero Estado al fin, se le debe a Manolo Cárceles Sabater. ¡Y luego dicen que los jóvenes...! No esperes nada de los viejos, Tito. Los viejos teorizan, pero no ejecutan. Vino este chico de Madrid comisionado por el Comité de Salud Pública para promover el levantamiento de Cartagena. Ni corto ni perezoso, poniendo toda su alma en la acción y encubriendo cuidadosamente sus propósitos, convocó al pueblo en el Club de donde me has visto salir. A su devoción tenía toda la masa obrera, los cabos de cañón y la marinería de las fragatas Almansa y Vitoria. Los enardeció como él sabía hacerlo, encaminando los entusiasmos hacia el tema de las elecciones municipales convocadas para el día 12. Esto fue un artilugio político, preparación para cosas más gordas.

»Luego celebró otra reunión para protestar del nombramiento de un inspector de policía, hechura de los aborrecidos prefumistas, llamados por mal nombre benévolos. De tal modo soliviantó a las multitudes, que el polizonte se quedó sin destino. A la gente del Arsenal y de la Escuadra les hizo creer que estaba de acuerdo con el Gobierno para hacer la revolución, con lo que logró que a su lado se pusieran hasta los más tímidos. En aquellos días pronunciaba discursos por mañana, tarde y noche, y se movía de un lado para otro,