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Monjas de San Plácido de Madrid. La freqüencia con que el Caballero Mengs contemplaba esta figura admirando sus primores, es el mejor elogio que se puede hacer de ella, para redarguir á los que en tono de desprecio llaman meros Naturalistas á los Pintores Españoles,

Pag. 11.Y la selecta y numerosa Tropa.

V. En este instante deseára yo tener tanta inteligencia y discertimiento en la Pintura, como aficion, para poder hacer un discurso fundado de las excelencias de la escuela Española. Pero pues no son capaces mis fuerzas de llegar á donde alcanza mi voluntad, habré de contentarme con exponer el mérito que por lo comun se halla en las obras de nuestros Pintores, segun el juicio de los Extrangeros, que ó ya por desapasionados, ó ya por émulos, merecen ser atendidos con preferencia; y segun lo que oygo opinar á los inteligentes Españoles.

Recuperadas las Bellas Artes en Italia, y descubiertos aquellos magníficos monumentos, reliquias del sublime gusto é inteligencia de Griegos y Romanos, se formaron poco á poco las famosas Escuelas de Pintura en Roma, Florencia, Bolonia, Lombardía y Venecia. El comercio y trato con los Italianos introduxo en España el gusto de las Artes, siendo los primeros restauradores de la Pintura Alonso Berru-
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