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Nausícaa guía á Ulises, que se le ha presentado cerca del río, al palacio de Alcínoo


CANTO VI
LLEGADA DE ULISES AL PAÍS DE LOS FEACIOS


1 Mientras así dormía el paciente y divinal Ulises, rendido del sueño y del cansancio, Minerva se fué al pueblo y á la ciudad de los feacios, los cuales habitaron antiguamente en la espaciosa Hiperea, junto á los Ciclopes, varones soberbios que les causaban daño porque eran más fuertes y robustos. De allí los sacó Nausítoo, semejante á un dios: condújolos á Esqueria, lejos de los hombres industriosos, donde se establecieron; construyó un muro alrededor de la ciudad, edificó casas, erigió templos á las divinidades y repartió los campos. Mas ya entonces, vencido por la Parca, había bajado al Orco y reinaba Alcínoo, cuyos consejos eran inspirados por los propios dioses; y al palacio de éste enderezó Minerva, la deidad de los brillantes ojos, pensando en la vuelta del magnánimo Ulises. Penetró la diosa en la estancia labrada con gran primor en que dormía una doncella parecida á las inmortales por su natural y por su hermosura: Nausícaa, hija del magnánimo Alcínoo; cabe á la misma, á uno y otro lado de la entrada, hallábanse dos esclavas á quienes las Gracias habían dotado de belleza, y las magníficas hojas de la