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CANTO CUARTO

824 El obscuro fantasma le respondió diciendo: «Cobra ánimo y no sientas en tu pecho excesivo temor. Tu hijo va acompañado por quien desearan muchos hombres que á ellos les protegiese como puede hacerlo, por Palas Minerva, que se compadece de ti y me envía á participarte estas cosas.»

830 Entonces hablóle de esta manera la prudente Penélope: «Pues si eres diosa y has oído la voz de una deidad, ea, dime si aquél desgraciado vive aún y goza de la lumbre del sol, ó ha muerto y se halla en la morada de Plutón.»

835 El obscuro fantasma le contestó diciendo: «No te revelaré claramente si vive ó ha muerto, porque es malo hablar de cosas vanas.»

838 Cuando esto hubo dicho, fuése por la cerradura de la puerta como un soplo de viento. Despertóse la hija de Icario y se le alegró el corazón porque había tenido tan claro ensueño en la obscuridad de la noche.

842 Ya los pretendientes se habían embarcado y navegaban por la líquida llanura, maquinando en su pecho una muerte cruel para Telémaco. Hay en el mar una isla pedregosa, en medio de Ítaca y de la áspera Same—Ásteris—que no es extensa, pero tiene puertos de doble entrada, excelentes para que fondeen los navíos: allí los aqueos se pusieron en emboscada para aguardar á Telémaco.