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LA ODISEA

huéspedes infortunados vinieron á esta casa, pero en ninguno he advertido una semejanza tan grande con Ulises en el cuerpo, en la voz y en los pies, como en ti la noto.»

382 Respondióle el ingenioso Ulises: «¡Oh anciana! Lo mismo dicen cuantos nos vieron con sus propios ojos: que somos muy semejantes, como tú lo has observado.»

386 Tales fueron sus palabras. La vieja tomó un reluciente caldero en el que acostumbraba lavar los pies, echóle gran cantidad de agua fría y derramó sobre ella otra caliente. Mientras tanto, sentóse Ulises cabe al hogar y se volvió hacia lo obscuro, pues súbitamente le entró en el alma el temor de que la anciana, al asirle el pie, reparase en cierta cicatriz y todo quedara descubierto. Euriclea se acercó á su señor, comenzó á lavarlo y pronto reconoció la cicatriz de la herida que le hiciera un jabalí con su blanco diente, con ocasión de haber ido aquél al Parnaso, á ver á Autólico y sus hijos. Era ése el padre ilustre de la madre de Ulises, y descollaba sobre los hombres en hurtar y jurar, presentes que le había hecho el propio Mercurio en cuyo honor quemaba agradables muslos de corderos y de cabritos; por esto el dios le asistía benévolo. Cuando anteriormente fué Autólico á la opulenta población de Ítaca, halló un niño recién nacido de su hija; y, después de cenar, Euriclea se lo puso en las rodillas, y le habló de semejante modo:

403 «¡Autólico! Busca tú ahora algún nombre para ponérselo al hijo de tu hija, que tanto deseaste.»

405 Y Autólico respondió diciendo: «¡Yerno, hija mía! Ponedle el nombre que os voy á decir. Como llegué aquí después de haberme airado[1] contra muchos hombres y mujeres, yendo por la fértil tierra, sea Ulises[2] el nombre por el que se le llame. Y cuando llegue á mozo y vaya al Parnaso, á la grande casa materna donde se hallan mis riquezas, le daré parte de las mismas y os lo enviaré contento.»

413 Por esto fué Ulises: para que aquél le entregara los espléndidos dones. Autólico y sus hijos recibiéronlo afectuosamente, con apretones de mano y dulces palabras; y Anfitea, su abuela materna, lo abrazó y le besó la cabeza y los lindos ojos. Autólico mandó seguidamente á sus gloriosos hijos que aparejasen la comida; y, habiendo ellos atendido la exhortación, trajeron un buey de cinco


  1. Ὀδυσσάμενος (odyssámenos), participio de aoristo del verbo ὀδύσσομαι que significa airarse.
  2. Ὀδυσεύς (Odyseus). Nombre del principal personaje de la Odisea, transformado por los latinos en Ulysses y Ulyxes.