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Los pretendientes sorprenden á Penélope cuando está destejiendo la finísima tela


CANTO II
ÁGORA DE LOS ITACENSES.—PARTIDA DE TELÉMACO


1 No bien se descubrió la hija de la mañana, la Aurora de rosáceos dedos, el caro hijo de Ulises se levantó de la cama, vistióse, colgó del hombro la aguda espada, ató á sus nítidos pies hermosas sandalias y, semejante por su aspecto á una deidad, salió del cuarto. En seguida mandó que los heraldos, de voz sonora, llamaran al ágora á los aqueos de larga cabellera. Hízose el pregón y empezaron á reunirse muy prestamente. Y así que hubieron acudido y estuvieron congregados, Telémaco se fué al ágora con la broncínea lanza en la mano y dos perros de ágiles pies que le seguían, adornándolo Minerva con tal gracia divinal que al verle llegar todo el pueblo le contemplaba con asombro, y se sentó en la silla de su padre pues le hicieron lugar los ancianos.

15 Fué el primero en arengarles el héroe Egiptio, que ya estaba encorvado de vejez y sabía muchísimas cosas. Un hijo suyo muy