Página:La Odisea (Luis Segalá y Estalella).pdf/13

Esta página ha sido validada
13
CANTO PRIMERO

separan la tierra y el cielo. La hija de este dios retiene al infortunado y afligido Ulises, no cejando en su propósito de embelesarle con tiernas y seductoras palabras para que olvide á Ítaca; mas el héroe, que está deseoso de ver el humo de su país natal, ya de morir siente anhelos. ¿Y á ti, Júpiter Olímpico, no se te conmueve el corazón? ¿No te era acepto Ulises, cuando sacrificaba junto á los bajeles de los argivos? ¿Por qué así te has airado contra él, oh Jove?»

63 Contestóle Júpiter, que amontona las nubes: «¡Hija mía! ¡Qué palabras se te escaparon del cerco de los dientes! ¿Cómo quieres que ponga en olvido al divinal Ulises, que por su inteligencia se señala sobre los demás mortales y siempre ofreció muchos sacrificios á los inmortales dioses que poseen el anchuroso cielo? Pero Neptuno, que ciñe la tierra, le guarda vivo y constante rencor porque cegó al ciclope, al deiforme Polifemo; que es el más fuerte de todos los ciclopes y nació de la ninfa Toosa, hija de Forcis que impera en el mar estéril, después que ésta se ayuntara con Neptuno en honda cueva. Desde entonces Neptuno, que sacude la tierra, si bien no se ha propuesto matar á Ulises, hace que vaya errante lejos de su patria. Mas, ea, tratemos de la vuelta del mismo y del modo como haya de llegar á su patria; y Neptuno depondrá la cólera, que no le fuera posible contender, solo y contra la voluntad de los dioses, con los inmortales todos.»

80 Respondióle Minerva, la deidad de los brillantes ojos: «¡Padre nuestro, Saturnio, el más excelso de los que imperan! Si les place á los bienaventurados dioses que el prudente Ulises vuelva á su casa, mandemos á Mercurio, el mensajero Argicida, á la isla Ogigia; y manifieste cuanto antes á la ninfa de hermosas trenzas la resolución que hemos tomado, para que el héroe se ponga en camino. Yo, en tanto, yéndome á Ítaca, instigaré vivamente á su hijo, y le infundiré valor en el pecho para que llame al ágora á los aqueos de larga cabellera y prohiba la entrada en el palacio á todos los pretendientes, que de continuo le degüellan muchísimas ovejas y flexípedes bueyes de retorcidos cuernos. Y le llevaré después á Esparta y á la arenosa Pilos para que, preguntando y viendo si puede adquirir noticias de su padre, consiga ganar honrosa fama entre los hombres.»

96 Dicho esto, calzóse los áureos divinos talares que la llevaban sobre el mar y sobre la tierra inmensa con la rapidez del viento; y asió la lanza fornida, de punta de bronce, ponderosa, luenga, robusta, con que la hija del prepotente padre destruye filas enteras de héroes