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Que muchos á sus iras morir deben.
El golpe que amenaza prevengamos;
Terminen el abuso sus autores,
Pues para ellos será el mejor partido.
De un ciego inepto no es aqueste el sueño;
De harto segura ciencia el fruto os traigo;
Cumpliéronse los tiempos: Cuanto á Ulises,
Cuanto á los griegos anunció mi labio,
De Troya al intentar la lid tremenda
Todo á cumplirse va; largo infortunio
Le predije, y que al ver sus compañeros
Muertos todos, despues de cuatro lustros
De ausencia triste, volverá á la patria
Desconocido, y tal veréislo pronto. »
— « ¡Oh tú, caduco! el hijo de Polibo
Eurímaco contesta; en tus hogares
A tus hijos divierte con agüeros;
De tus soñados males les guarece.
Mejor que tú yo el porvenir presagio.
Del sol bajo los rayos á millones
Las aves vuelan; mas no es dado á todas
El Hado interpretar. ¡Oh! de estas playas
Muy lejos está Ulises todavía.
¡Ah, murieras con él, y asi no fuera
Que con tus ilusiones nos cansaras,
Ni el furor de Telémaco escitases,
Para llevar su crédula flaqueza
Con ricos dones á ensalzar tu casa.
Mas yo predigo, y no es agüero vano,
Que si en burlar su juventud prosigues,
Víctima se verá de tus engaños
Sin que tú llegues de tu astucia al cabo.
Apremiarte sabrán nuestros rigores,
Y tú satisfarás á la ley nuestra
Sin que te queden mas que ira y vergüenza.
En tanto yo á Telémaco aconsejo
Que convide la madre á dar la vuelta