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De formarle olvidó. Grosero y hosco,
Herirme pretendieron tus discurso;
Pues sabe que en tus juegos no soy nuevo.
Mientras juventud tuve y lozanía
En ellos brillar supe cual primero.
Hoy las angustias fieras me anonadan:
¡Cuánto en nuestros comabtes he sufrido!
¡Cuánto en la mar en ásperas tormentas!
Más, si bien roto y con cansados brios,
Tus juegos todavía ensayar quiero
Ya que el valor tus burlas han herido.»
Luego, sin que su manto dejar quiera
[1] Toma un disco mayor, mas fuerte y discurso
Que los que el Facio en tales juegos usa
Y con nervoso brazo le despide.
Vuela la bola con silbido horrendo
Y cae con estrépito espantoso.
Esos marinos fieros, esos hombres
Que la mar doman, pálidos se asombran.
De los demas el disco el tiro pasa.
Minerva luego, bajo forma humana,
El superado espcaio le señala,
Y le grita: « Estrangero, bien pudiera
Juzgar al tacto un ciego esta distancia.
Tu disco con los otros no se mezcla ;
Primero y muy lejano se presenta.
Tuyo es el premio, bien pedirlo puedes,
Que ninguno podrá ya superarle
Ni á él llegar, por rapido que sea. »
Ulises, al oir tanta cordura,
Con mas franco ademan dice á los mozos:
« Id, jóvenes al blanco, que confio
Otro tiro lanzar de mayor fuerza.

  1. El disco era una especie de esfera de un pié de diámetro, y toda de hierro, cobre, plomo ó piedra. Los atletas que le lanzaban debian estar en cueros, y se llamaban Discóbolos.