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En su trono se sienta, y se estremece
Debaxo de sus pies el grande Olympo.
Sentadas solas ácia un lado estaban
Juno y Minerva, mas al Padre Jove
Nada le preguntaban ni decian.
Advirtiendolo Jove, asi les dice:
„¿Por qué tristes estais, Juno y Minerva?
„No estareis fatigadas del trabajo
„Que habeis tenido en la gloriosa pugna
„Para perder los ínclitos Troyanos,
„De vuestro acerbo encóno solo objeto.
„Sabed, que es tal mi fuerza y brazo invicto
„Que ni aun todos los Dioses del Olympo
„Lograrían vencer mi resistencia.
„Vuestros hermosos miembros se han quedado
„De temblor asaltados mucho antes
„De ver la pugna y bélicas proezas.
„Mas os digo, y cumplido hubiera sido
„Que nunca hubierais vuelto en vuestros carros
„Al Olympo morada de los Dioses,
„Pues mi rayo me hubiera en el momento
„Vengado de tan necio atrevimiento.”
Dixo asi ; mas Minerva y la gran Juno,
Que sentadas estaban alli cerca
Mordiendose los labios suspiraban,