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Pelagon, su estimado y fiel amigo,
Le saca el dardo agudo de la herida.
Sarpedon de dolor cae desmayado,
Y sus ojos cubrió una niebla oscura;
Pero al fin volvió en sí, porque el Boreas
Volando á su socorro con sus soplos
Que son refrigerantes, dió al instante
El aliento á su vida ya espirante.
Entre tanto temiendo los Argivos
Al fiero Marte y á Héctor valeroso,
Ni vueltas las espaldas procuraban
Acia sus negras naves ir huyendo,
Ni oponerse á su encuentro en el combate,
Porque despues de ver que Marte estaba
En medio de los Teucros, les cedian,
Y siempre en retirada combatian. (Marte
¿Quién fue el primero y ultimo á quien
Y el hijo valeroso de Priämo
Dieron acerba muerte en este encuentro?
Theutranta á un Dios igual, el aguerrido
Y magnánimo Orestes, el ilustre
Y generoso Trecho de la Etolia,
Oconamao y Eleno, hijo de Enopo,
Y Orestio, que tenia siempre un yelmo
De diversos colores adornado,