Mydonte valeroso, que guiaba
El carro del difunto Pylemenes,
Al tiempo que volvia sus Caballos.
De sus manos al punto caen en tierra
Las blancas bridas de marfil, y arrastran
Envueltas entre el polvo. En el instante
Le acomete Antilocho con su espada,
Y le hiere en la sien. Mydon entonces
Exhalando los ultimos suspiros,
Cae de su hermoso carro dando en tierra
La cabeza primero, y rectamente
Alli queda metido hasta los hombros.
Asi algun tiempo está (pues era un sitio
De arena muy profunda y movediza),
Hasta que sus Caballos, que Antilocho
Ir hacía al Exército de Grecia,
Con sus pies en la tierra le abatieron,
Y entre el polvo movido le extendieron.
Héctor habiendo visto á Menelao,
Y al valiente Antilocho entre las filas,
Va corriendo ácia ellos dando gritos,
Y le siguen tambien todas las tropas,
Y fuertes escuadrones de los Teucros.
Era su Capitan el fiero Marte
Y la Diosa Belona, que excitaba
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