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„Entregado á su gran resentimiento,
„Y devorado de un cruel tormento?”
Asi dixo este Dios tan formidable
Desde la alta ciudad; pero Minerva,
Hija excelsa de Jove infunde aliento
A los Griegos, andando por las filas
Al lado que veía flaqueaba,
Y que el fuerte combate se apagaba.
El hado interrumpió el vital aliento
A Diores el hijo de Amarinco.
Con un áspero cánto como el puño
Recibió un fuerte golpe en la espinilla
De la pierna derecha. Le dió el golpe
Piro Imbrasio Caudillo de los Thracios,
Que desde el alta Eno habia venido.
Cortó la cruel piedra los dos nervios,
Y el hueso machacó. Cayó Diores
Boca arriba alargando las dos manos
Acia sus mas amados compañeros,
Y su alma exhaló. Sobre él se arroja
Piro que le habia herido, y fieramente
Le hiere con su lanza en el ombligo.
Se derraman en tierra sus entrañas,
Y las tinieblas tristes de la muerte
Al rededor le cercan, ¡triste suerte!

Tomo I.
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