Página:La Ilíada de Homero, Tomo I (Ignacio García Malo).pdf/286

Esta página ha sido corregida
(180)

De Yeguas muy ligeras y veloces.
Para vengar la muerte de su amigo
Hiere á Democoon el fuerte Ulises:
Con su lanza las sienes le traspasa,
Y sus ojos le cubren las tinieblas.
Cae difunto en su sangre revolcado,
Y da tal golpe en tierra, que parece
Que al ruído de sus armas se estremece.
Ya los mas atrevidos de los Teucros
Se retiran á atrás, y aun Héctor mismo.
Los Argivos dan gritos, y se ponen
A arrastrar los cadáveres sangrientos.
Despues mas se adelantan ; pero Apolo
Indignado de verlos, desde el alto
De la Pérgama torre, exhorta al punto,
Clamando asi á los Teucros, en voz alta:
„Deteneos Troyanos, haced frente,
„No cedais la batalla á los Acheos,
„Pues sus cuerpos no son de hierro ó piedra
„Para evitar los dardos cortadores,
„Con que podrán herirlos vuestros golpes.
„¿Os habeis olvidado de que el hijo
„De la divina Thetis, el valiente
„Aquiles invencible no combate,
„Y que está sin accion en sus baxeles,