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Que en las primeras filas combatia.
Le dió tan fuerte golpe en el penacho
De su densa celada, que el acero
Le dividió la frente, y rompió el craneo.
Cubrieronle sus ojos al instante
Las horribles tinieblas de la muerte,
Y cayó como torre, en fuerte pugna.
Apenas en la tierra fue postrado
Quando el Rey Elphenor de Calcodonte,
Xefe de los magnánimos Abantes,
Le cogió por los pies, y le arrastraba
Fuera de las hileras, deseoso
De quitarle sus armas quanto antes.
Mas duró poco tiempo su esperanza,
Porque Agenor valiente, percibiendo
Que arrastraba el cadáver presuroso,
Le clavó el hasta ferrea en el costado,
Que inclinado en su escudo descubria.
Lo privó del vigor, y de esta suerte
En un pronto le dió la fiera muerte.
Se enciende sobre él árdua refriega
De Troyanos y Acheos, que se invaden
Los unos á los otros, como Lobos,
Y unos hombres á otros se mataban.
Aqui fue donde Ayax valeroso,

Tomo I.
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