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„No volverá al Olympo; pero entonces
„Iré yo á su Palacio, no lo dudes,
„Le abrazaré llorando sus rodillas,
„Y espéro no ha de ser inexórable
„Al ruego que le haré con tono afable.”
Al acabar de hablar, desaparece
La venerable Thetis, y á su hijo,
Sintiendo que á Bryseida le han quitado,
Lo dexa en sus dolores angustiado.
En tanto el sábio Ulises llega á Chrysa,
Con el sacro hecatombe que llevaba.
Entra la nave al puerto, dá la orden
De que amaynen las velas, y las plieguen,
Baxan el mástil luego á la cruxía,
Abordan con la fuerza de los remos,
Las áncoras arrojan, y los cables
A la popa del barco muy bien atan.
Entonces saltan todos en la costa
De la mar espumosa, y van sacando
Las víctimas, que estaban destinadas
Para ofrecer á Apolo en sacrificio.
Sale tambien Chryseida, y de la mano
La toma el sábio Ulises, la conduce
Delante del altar, y la presenta
A su padre, diciendo estas palabras:

Tomo I.
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