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Baxa desde las cumbres del Olympo,
Con su arco y aljaba sobre el hombro;
Y agitadas las flechas, por el vuelo
Ligero de este Dios tan irritado,
Resonaban en medio de la playa.
Camina á largo paso, y semejante
A la lóbrega noche, y encubierto
De una sombría nube, se detiene
No lexos de las naves, y despide
Una flecha mortal, que el ayre rompe,
Dando el arco de plata horrible silbo.
Los primeros que hiere son los Mulos,
Y los Perros veloces, mas en breve
Destruye con sus flechas á los Griegos.
No se ven sino piras en el campo,
Y pompas funerales. Nueve dias
Cayendo están encima de las tropas
Las flechas que arrojaba el Dios Apolo.
Juno al decimo dia, lastimada
De las grandes miserias de su Pueblo,
Inspira al corazon del fuerte Aquiles
El designio propicio, de que al punto
Convoque la asambléa de los Griegos.
Junta, pues, la Nacion, de donde estaba
Aquiles se levanta, y asi dice:

Tomo I.
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