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Ayax rechaza á los teucros que van á incendiar las naves de los griegos


CANTO XV
LOS AQUEOS REVUELVEN, DESDE LAS NAVES, SOBRE LOS TEUCROS
Y LOS PONEN EN FUGA


1 Cuando los teucros hubieron atravesado en su huída el foso y la estacada, muriendo muchos á manos de los dánaos, llegaron al sitio donde tenían los corceles é hicieron alto, amedrentados y pálidos de miedo. En aquel instante despertó Jove en la cumbre del Ida, al lado de Juno, la de áureo trono. Levantóse y vió á los teucros perseguidos por los aqueos, que los ponían en desorden; y entre éstos, al soberano Neptuno. Vió también á Héctor tendido en la llanura y rodeado de amigos, jadeante, privado de conocimiento, vomitando sangre; que no fué el más débil de los aqueos quien le causó la herida. El padre de los hombres y de los dioses, compadeciéndose de él, miró con torva y terrible faz á Juno, y así le dijo:

14 «Tu engaño, Juno maléfica é incorregible, ha hecho que Héctor dejara de combatir y que sus tropas se dieran á la fuga. No sé si castigarte con azotes, para que seas la primera en gozar de tu funesta astucia. ¿Por ventura no te acuerdas de cuando estuviste colgada en lo alto y puse en tus pies sendos yunques, y en tus manos áureas é irrompibles esposas? Te hallabas suspendida en medio del éter y de las