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La Discordia se presenta, por mandato de Júpiter, en las naves griegas


CANTO XI
PRINCIPALÍA DE AGAMENÓN


1 La Aurora se levantaba del lecho, dejando al bello Titón, para llevar la luz á los dioses y á los hombres, cuando, enviada por Júpiter, se presentó en las veleras naves aqueas la cruel Discordia con la señal del combate en la mano. Subió la diosa á la ingente nave negra de Ulises, que estaba en medio de todas, para que le oyeran por ambos lados hasta las tiendas de Ayax Telamonio y de Aquiles; los cuales habían puesto sus bajeles en los extremos, porque confiaban en su valor y en la fuerza de sus brazos. Desde allí daba aquélla grandes, agudos y horrendos gritos, y ponía mucha fortaleza en el corazón de todos, á fin de que pelearan y combatieran sin descanso. Y pronto les fué más agradable batallar que volver á la patria tierra en las cóncavas naves.

15 El Atrida alzó la voz mandando que los argivos se apercibiesen,