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La Eneida.

LIBRO IV.


De la pena mas cruel la reina herido
Siente su puro y amoroso seno,
Y al corazon profundamente abrasa
De oculta llama inestinguible fuego.
De Eneas el valor y la grandeza,
Su semblante, su origen y su acento,
Todo junto en su mente está grabado.
Ni su pena calmára el dulce sueño,
Que amorosa inquietud el pecho agita.
Ya la aurora lanzaba desde el cielo
Las sombras, y del dia el Dios radiante
Los rayos de su luz enciende Febo,
Cuando fuera de sí dirige Dido
A su hermana, que sabe sus secretos,
Estas palabras, y la dice: — « Ana,
« ¿Que imágenes son estas que en mi pecho