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LIBRO PRIMERO

nes del Dios Baco que traen la alegria. Lo interior del palacio es adornado con lujo y pompa real, y en medio de las salas preparan los convites. Tienden tapices de soberbia púrpura, prolijamente trabajados, y cargan las mesas con numerosa vajilla de plata y oro, en las cuales están gravadas las inclitas proezas de sus abuelos: larga série de la historia de tantos varones ilustres desde el antiguo origen de su familia.

Eneas, á quien el paterno amor no le permite tener reposo, manda muy de prisa al solicito Achates á sus bajeles, para que lleve á Ascanio estas nuevas y le traiga à la ciudad. Todo el cuidado del amoroso padre está en Ascanio. Ordena, además, que se traigan presentes de las riquezas salvadas de las ruinas de Troya. Un manto bordado con figuras recamadas de oro, y un velo orlado de dorado acanto; galas de la Griega Ilelena, admirable presente de su madre Leda, que ella habia traido de Micenas, cuando marchaba para Pérgamu á las vedadas nupcias. Tambien el cetro que en otro tiempo llevaba Ilian, la mayor de las hijas de Príamo: su collar de perlas y su corona ornada de dos circulos de piedras preciosas. Achates, urjido por llenar estas órdenes, hacia las naves dirije su camino.

Citérea, entre tanto, trama entre si varios proyectos y nuevos artificios: que Cupido vaya en lugar del tierno Ascanio, tomando su presencia y su rostro, y que al ofrecer los presentes de Eneas, encienda en la Reina un