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LIBRO PRIMERO

ya por la fama en todo el mundo. Reconoce á Agamenon, á Príamo y á Aquiles, á los dos terribles. Paróse allí, y llorando dice: "¡Achates! ¿Qué lugar ó qué rejion hay en la tierra que ya no esté llena de nuestras desventuras? ¡Mira á Priamo! ¡Hasta en este lugar tienen las virtudes su recompensa! Los grandes duelos de sl arrojan lágrimas, y las desgracias apiadan los ánimos.

Cesemos de temer. Este conocimiento de nuestros hechos nos proporcionará algun alivio." Dice, y alimenta su alma con la muda pintura, y suspirando tiernamente, un raudal de lágrimas corre por su rostro lo que veia los combates trabados al rededor de Pérgamo.

Aquí los Griegos huian y la juventud Troyana los acosa de muy cerca.

Alli Aquiles, el del crestoso yelmo, montado sobre su carro persigue á los Troyanos.

No lėjos de esa escena reconoce, llorando al verlas, las tiendas de Rheso de nevados lienzos, por traicion entregadas al primer sueño al hijo de Tideo el cual, bañado en sangre, las llena de inmensa muerte, y lleva á su campo los briosos caballos del Rey, antes que gustaran los Troyanos pastos y bebiesen del Xanto.

En otra parte, Troylo, muy desigual en fuerzas, combate con Aquiles, y và huyendo perdidas ya las armas.

¡Desdichado joven! Llevado por sus caballos con el rostro hacia el cielo, do abandona su vacio carro; aún tiene