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LIBRO SEXTO

L4 ¡Oh Padre! le contesta Eneas, c puede acaso creerse que las almas de tan excelente naturaleza quieran ir al mundo y wlver otra vez á encerrarse en los pesados cuerpos? ¿qué ha podido inspirar á estas desgraciadas tan fiera pasion de la vida?"

"Hijo, le repetia Anquises, te lo diré con gusto y te sacaré de la duda". Comienza á esplicarle por orden todos los secretos del mundo. "Primeramente has de saber que al cielo, á la tierra, á las liquidas llanuras, al fulgente globo de la luna, y á los Astros de Titan, les da vida un espíritu divino que vive dentro de ellos. Esta alma infundida en sus miembros, mueve toda la masa y se confunde con sus grandes cuerpos. Deella traen su orijen el linaje humano, los animales, las aves y los mónstruos que el mar cria en el fondo de sus cristalinas aguas.

Este activo vigor se mantiene en ellos, como emanado de celestial principio, hasta que se une con los groseros cuerpos, se embota en órganos de barro y en miembros perecederos. De aqui es que esos espiritus tienen temores, deseos, placeres y dolores. Encerrados en las tinieblas de una oscura prision, olvidan su celestial origen, y aun cuando en el último dia de esta union, la vida los abandona, sin embargo esos desgraciados seres quedan libres de todo vicio, y permanece en ellos el contagio del cuerpo, pues es inevitable que unido con él por tan largo tiempo se mantengan con fuerza los viciosos hábitos que los infestaban. Sufren por tanto los castigos