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LA ENEIDA

moso Capitan de los Troyanos! A ningun hombre justo es permitido poner el pié en esa portada de los criminales; pero la misma Hecata cuando me energo de los bosques del Averno me instruyo de la venganza de los Dioses y me paseo por todo el Tártaro. El Cretense Radamante tiene el mando de este reino de penas; él averigua y castiga los delitos, y obliga á confesar los crimenes que allà en el alto mundo se alhagaban de ocultar con criminal silencio; prolongando su arrepentimiento hasta una tardía muerte. Concluido apenas el juicio, la vengativa Tisifone, armado su brazo con el látigo, los escarnece y los azota mostrándoles en la izquierda airadas serpientes, y llama en su ayuda á todas sus crueles hermanas."

Mientras que asi decía, se abren las infernales puertas crujiendo en sus quicios con espantoso ruido. "Adviertes, le dice la sacerdotiza, cuál guardian es el que está sentado en el vestíbulo? Ves el rostro del monstruo que cuida la entrada? En el interior reside una Hidra mas fiera, con sus cincuenta bocas negras siempre abiertas.

"Sigue despues el Tártaro tan profundo, y que tanto se estiende en las tinieblas cuanta es dos veces la distancia que mirando desde la tierra hay hasta el pináculo del Olimpo. Alli los Titanes, antiguos hijos de la tierra, derrocados por el divino rayo, se revuelven en el profundo Baratro.

"Alli he visto los gigantescos cuerpos de los dos hijos