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LIBRO SEXTO

tres noches tempestuosas el violento Noto me arrastro por las aguas de la inmensa mar. Recien al cuarto dia alcancé á ver la Italia desde la cima de una alta ola. Poco á poco avanzaba hacia tierra; ya estaba en salvo, y bajo el peso de mis mojados vestidos me asia con las corvas manos de las ásperas puntas de un peñon, cuando hombres crueles é ilusos, creyendo hacer en mí una valiosa presa me acometen con sus espadas. Ahora las olas son dueñas de mi cadáver, y los vientos le revuelven sobre las costas. ¡ Invicto Gefe! Yo te suplico por la dulce luz de los cielos, por el aire que respiras, por tu padre, por las esperanzas que ya formas en lulo, que pongas término á mis desgracias. Tú lo puedes, sin duda. Busca mi cuerpo en el puerto de Velio y cúbrele con tierra. O si hay algun camino, si te se ha mostrado tu divina madre, porque en verdad creo que solo con el favor de los Dioses es que te animas á atravesar la laguna Estigia y estos rios tan famosos, estiende tu mano á un desgraciado, y llévame contigo por esas aguas, para que á lo menos en la muerte descanse en apacible reposo."

Así hablaba, cuando la profetiza le interrumpe diciéndole: " De dónde te viene ¡oh Palinuro! un tan loco deseo? Insepulto quieres verte traspasando las aguas Estigias y el severo rio de las Eumenides, y estar en la otra ribera sin que los destinos lo ordenen? Deja de esperar que por tus ruegos se cambien los decretos de los Dioses. Pero oye y conserva mis palabras que te