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LA ENEIDA

armas el simulacro de los combates. Ya huyendo, dan la espalda al enemigo, ya irritados tienden la flecha, ó haciendo la paz marchan reunidos. Tal como se dice que hubo en la famosa Creta un laberinto formado de un intrincado camino que causaba un engaño peligroso, en el cual aún volviendo por los pasos por donde se habia entrado, el error era tan irreparable como incomprensible; asi en sus corridas, los hijos de Teucros se encontraban unos con otros; simulaban combates, ó finjian huir, semejantes á los Delfines cuando nadando y jugando por las ondas, surcan los húmedos mares de la Carpatria y de la Libia.

Ascanio fue el primero que introdujo estos usos, estas corridas, cuando rodeaba de murallas á Alba la Larga, y enseñó tales juegos á los antiguos latinos, de la misma manera como él siendo niño habia jugado con los otros jóvenes troyanos. Los Albanos los enseñaron á sus hijos, y de estos, despues de largos años, la grande Roma los recibió y los conserva como una honrosa memoria de sus antepasados. Ellos se llaman hoy juegos de Troya, y á los niños, escuadron troyano.

Hasta aquí llegaban los juegos que se celebraban en honor del divido padre de Eneas, cuaodo en esos momentos la fortuna mostróse infiel á los troyanos. Mientras ellos con estos diversos juegos honraban el sepulcro de Anquises, la Saturna Juno no bien vengada de la antigua injuria y revolviendo en su mente mil proyec-