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LA ENEIDA

magnifico regalo que en otro tiempo Cicio, Rey de Tracia, hizo á mi padre para que la conservara como una memoria, como una prenda de su amistad". Dijo asi, y ciñóle las sienes con verde laurel, y en presencia de todos proclama á Acestes el primer vencedor. El buen Euricion no quedó celoso de la honrosa preferencia, aunque él era el solo que desde el alto cielo habia echado á tierra la paloma. Despues premia al que rompió la cuerda, y la última palma la dà al que clavó en el mástil la lijera flecha.

El padre Eneas antes de acabar aquel certámen llama al hijo de Epito, ayo y compañero del tierno ſulo, y le habla así en secreto: "Anda, corre y di á Ascanio que si ya ticne consigo preparado el escuadron de jóvenes, é instruido en las evoluciones ecuestres, que traiga las tropas para hacer los honores á su abuelo, y que el mismo se presente armado.” Dijo, y manda retirar al numeroso pueblo esparcido en el grande circo, y que quede libre la llanura. Avanzan los jóvenes brillando todos en presencia de sus padres, sobre caballos de espumantes frenos. Al verlos marchar la juventud de Troya y de Sicilia, les prodigan aplausos de admiracion.

Todos, como de costumbre, con su cabellera ceñida con una corona de guirnaldas, llevaban dos lanzas de madera enhastadas de hierro; muchos de ellos traian pendientes del hombro ligeras aljabas, y colgabales sobre el pecho una cadena de anillos de oro. Entran en tres