Página:La Eneida - Dalmacio Velez Sarsfield y Juan de la Cruz Varela.pdf/221

Esta página no ha sido corregida
220
LA ENEIDA

dado armado, que ataca una alta ciudad de gruesas murallas, ó que sitia un castillo puesto en las montañas, y recorre todo el lugar buscándose con astucia una entrada por una y otra parte, y le acomete con diversos asaltos, quedando al fin burlado. Entelo alzándose levanta su brazo y le lanza sobre su enemigo.

Dares al pronto prevee el golpe que viene desde arriba y le corta por un movimiento de su lijero cuerpo.

El esfuerzo de Entelo se desvanece en los aires, y el impetu y su propio peso arrastra al suelo con violencia su poderosa maza; como alguna vez arrancado de sus raices ó minado por los años, cae el pino del Erimanto ó del Ida. Los Troyanos y toda la juventud Siciliana se levantan ajitados de diversos afectos. Los gritos llegan hasta los cielos. Acestes corre el primero, y compadeciendo á su amigo tan anciano como él, lo levanta del suelo, pero el héroe sin turbarse ni aterrarse de aquella desgracia, con mayor brio vuelve al combate. El furor excita entonces sus fuerzas y la verguenza y el conocimiento de su poder inflaman su valor. Ardiendo en ira persigue por toda aquella llanura á Dares, que huia precipitadamente, redoblando sobre él los golpes, ya con la derecha, ya con la izquierda, sin darle trégua ni descanso. Cual las nubes cuando arrojan con incesante ruido gran acopio de granizo sobre los techos, así el impetuoso héroe descarga sobre Dares multiplicados golpes; le echa lejos con una de sus manos y con la