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LA ENEIDA

tc ofende que los Troyanos se establezcan en la Ausonia? A nosotros tampoco nos es permitido buscar reinos estraños. Cada vez que la noche entrega el mundo á sus sombras húmedas, cada vez que los fuljentes astros se levantan, la sombra airada de mi padre Anquises me aterra y advierte en sueños salir de aqui. El tierno Ascanio se me presenta siempre, y el daño que hago á un hijo tan querido, al cual defraudo el Reino de la Hesperia y los fatidicos campos. Y en este momento el mensajero de los Dioses enviado por el mismo Júpiter, (lo juro por tu cabeza y la mia) me trajo sus órdenes por los lijeros aires. Yo mismo vi al Dios cercado de brillante luz entrar en vuestras murallas y oi su voz con estos oidos. Cesa, pues, de afligirte á tí misma y de afligirme con tus quejas. No es por mi sola voluntad que voy á Italia. "

Mientras él hablaba así, ella torva le contemplaba volviendo aquí y allí los ojos; lo recorria todo entero con sus taciturnas miradas, y ahogada en ira así prorrumpe: Traidor! di una Diosa fué tu madre, ni Dárdano el autor de tu estirpe. Sin duda el hórrido Cáucaso te concibió en sus duras rocas, y las tigras de la Hircania te alimentaron en sus pechos. ¡Pues que tengo ya que disimular? ¿A que mayores ultrajes me aguardo? Mi llanto, é le arrancó siquiera un suspiro? Volvió á lo menos hacia mi los ojos? Vencido por mi dolor me ha concedido acaso algunas lágrimas, ó se ha apiadado de su amante? ¿ Cuál es