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LIBRO CUARTO

despues en la Libia; ya despreciaste á Jarbas y á otros Reyes, que el Africa rica en triunfos alimenta en su seno.

Y lucharás todavia con un amor que te es grato? No consideras en qué pais te has establecido por una parte te rodean las ciudades Getulas, pueblo insuperable en la guerra: tos indómitos Numidas: Sirtes inhospitalarias, y por otra una yerma y árida region: y los Barcios que esparcen sus furores por largas distancias. Para qué decirte las guerras que ya se encienden en Tiro, y las amenazas de tu hermano? Yo creo en verdad, que Dioses propicios y Juno favorable han traido aqui las naves Troyanas. Con tal himeneo, ¿cuál verias, hermana mia, esta ciudad? ¡Cuántos reinos levantarse! Unidas tus armas á las de los Teucros, en cuántas empresas acreceria la gloria de Cartago? Has, pues, sacrificios á los Dioses; implora el favor de ellos: se con él hospitalaria; busca motivos para detenerle; muéstrale las tempestades enfureciendo al mar; el lluvioso Orion, rotas sus naves y la inclemencia de la estacion".

Con estas palabras inflamo de amor á la ya encendida alma de Dido: insinuó la esperanza al corazon dudoso, y rompió los vínculos del pudor. Al instante van á los templos á pedir en los altares el favor de los Dioseslomolan, como de costumbre, ovejas escojidas, á Ceres la lejisladora, á Apolo, y al Dios Baco, y primero que á todos, á Juno que preside los vinculos conyugales.

Ella misma, la bellisima Dido, teniendo en su mano de-