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LIBRO TERCERO

viajes. Estos son los consejos que me es permitido darte. Anda, parte, y lleva por tus hazañas hasta las rejiones etéreas el nombre de la grande Troya."

Despues que el vate dijo estas palabras amigas, manda inmediatamente que se nos lleven á las naves ricos presentes de oro y de marfil labrados, y que se cargue en los buques gran cantidad de plata y vasos de Dordona; una coraza tejida de triples mallas de oro, y un casco y la cimera de un insigne yelmo y su crestosa cabellera, armadura de Neotolomeo. Mi padre tuvo tambien sus dones. El nos dió además caballos y guías y completo nuestros remeros y proveyó de armas á todos mis compañeros.

Entretanto Anquises mandaba disponer las velas en la flota y aprovechar el viento que soplaba. El sacerdote de Apolo viene hacia él lleno de respeto y le dirije la palabra: “¡Anquises! bien digao del soberbio tálamo de Vénus, objeto del cuidado de los Dioses, arrancado ya dos veces de las ruinas de Pérgamo, he ahi delante de tí la tierra de la Ausonia: ve á ella con tus buques; pero te será preciso por largo tiempo costear sus riberas, pues aquella parte de la Ausonia á la que te llama Apolo, aún está muy lejos. Anda, le dice, padre feliz por la piedad de vuestro hijo. Pero por qué te retardo con mis razonamientos que aproveches del viento que se levanta?"

Andromaca no menos aflijida por su última despedida,