Página:La Eneida - Dalmacio Velez Sarsfield y Juan de la Cruz Varela.pdf/139

Esta página no ha sido corregida
138
LA ENEIDA

goza aún del vital aliento?... Llora todavia á su perdida madre?[1]. El ejemplo de su padre Eneas y de su tio Héctor le inflama de varonil coraje y le excita á la antigua virtud?" Esto decia, desecha en lágrimas, y en vano, en largo llanto se aflijia, cuando el ilustre hijo de Priamo, Heleno, viene desde la ciudad con grande acompañamiento: reconoce á los suyos y lleno de contento nos lleva á su palacio, derramando lágrimas á cada palabra que sale de sus lábios. Sigo adelante y reconozco á la pequeña Troya, imagen de la grande Pérgamo: un rio casi seco con el nombre de Janto; y abrazo los umbrales de la puerta Scea. Los Troyanos disfrutan conmigo de la ciudad amiga. El rey los recibe en los vastos pórticos. Los manjares estaban puestos en servicios de oro y ellos con la copa en la mano en medio de las salas bebian vasos del licor de Baco.

Pasó uno y otro día, y ya los vientos llamaban á los buques y las velas se henchian con el soberbio Austro.

Voy adonde está el Profeta y con estas palabras le interrogo: "¡Hijo de Troya! ¡intérprete de los dioses! tú que nos manifiestas la voluntad de Apolo: que esplicas los oráculos del. Tripode Sagrado y del laurel de cia- TOS[2]: que lees en los astros y conoces lo que presagian la voz y el vuelo de los pájaros, háblame, pues, que los oráculos me han anunciado una navegacion feliz en todo mi viaje, y los dioses de comun acuerdo me aconsejan buscar la Italia y bogar hácia esas lejanas tierras. Solo la