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LIBRO SEGUNDO

en la mucha sangre de su hijo: toma con la izquierda sus cabellos, levanta con la derecha su luciente espada y se la entierra hasta el puño en el costado.

Este es el término de los destinos de Priamo. Este fic le preparo la suerte despues que við á Troya abrasada y veoir al suelo la alta Pérgamo. El soberbio monarca del Asia que antes había reinado en tantos pueblos y en tantos países, yace ahora en la arena como un grande tronco, una cabeza desprendida de sus hombros, y un cadáver sin nombre.

Entonces por la primera vez un frio horror se apodera de mí, y me estremezco. La imagen de mi querido padre se me presenta cuando vi al Rey de igual edad exhalar su vida por una herida tan cruel. Recuerdo á Creusa abandonada: mi casa arruinada, y los peligros del tierno lulo. Miro alrededor de mi quiénes me acompañan, y advierto que cansados todos me habian dejado, ó que de lo alto se habian precipitado al suelo, ó que desesperados se habian arrojado á las llamas.

Solo, pues, alli me habia quedado. Errante por esos lugares al resplandor del incendio que alumbraba mis pasos, dirijia mis ojos á todas partes indistintamente, cuando veo á la hija de Tindaro que estaba en el santuario de Vesta, callada y escondida en un secreto lugar.

Temiendo la furia de los Troyanos por la destruccion de Pérgamo, el castigo de los Griegos y la zaña del esposo abandonado, furia tan fatal á su patria como á Troya,