Se ocultó despues de decir esto, y yo dirigí mis pasos hácia el antiguo poeta, pensando en aquellas palabras que me parecian amenazadoras. Se puso en marcha, y mientras caminábamos, me dijo:—¿Por qué estás tan caviloso?—Y cuando satisfice su pregunta:—Conserva en tu memoria lo que has oido contra tí, me ordenó aquel sábio; y ahora estáme atento.—Y levantando el dedo, prosiguió:—Cuando estés ante la dulce mirada de aquella (1), cuyos bellos ojos lo ven todo, conocerás el porvenir que te espera.
En seguida se dirigió hacia la derecha. Dejamos las murallas, y fuímos hácia el centro de la ciudad, por un sendero que conduce à un valle, el cual exhalaba un hedor insoportable.
CANTO X.
A la extremidad de un alto promontorio, formado por grandes piedras rotas y acumuladas en círculo, llegamos hasta un monton de espíritus más cruelmente atormentados. Allí, para preservarnos de las horribles emanaciones y de la fetidez que despedia el profundo abismo, nos pusimos
(((Nota al pie de página continuada de la página anterior)))
taviano degli Ubaldini, de Florencia y del partido guibelino, á pesar de ser Cardenal, dijo una vez, que, si acaso tuviera alma, la perderia por los guibelinos. Por esta razon los coloca Dante entre los herejes.
(1) Beatriz.