no y Niso[1]. Perseguirá á la loba de ciudad en ciudad hasta que la haya arrojado en el infierno, de donde en otro tiempo la hizo salir la Envidia. Ahora, por tu bien, pienso y veo claramente que debes seguirme: yo seré tu guia, y te sacaré de aquí para llevarte á un lugar eterno, donde oirás ahullidos desesperados; veras los espíritus dolientes de los antiguos condenados, que llaman á gritos á la segunda muerte[2]. Verás tambien á los que están contentos entre las llamas, porque esperan, cuando llegue la ocasion, tener un puesto entre los bienaventurados[3]. Si quieres, en seguida, subir hasta ellos, te acompañará en este viaje un alma más digna que yo[4], y te dejaré con ella cuando yo parta; pues el Emperador que reina en las alturas, no quiere que por mi mediacion se entre en su ciudad, porque fui rebelde á su ley. Él impera en todas partes, y reina arriba; arriba está su ciudad y su alto sólio: ¡Oh! ¡feliz aquel á quien elige para habitar en su reino!»
Y yo le contesté: —«Poeta, te requiero por ese Dios á quien no has conocido, que me hagas huir de este mal y de otro peor: condúceme á donde has dicho, para que yo vea la puerta de San Pedro y á los que, según dices, están tan desolados.»
Entonces se puso en marcha, y yo seguí tras él.
- ↑ Camila, jóven guerrera, hija de Melabo, rey de los Volscos. Eurialo y Niso, jóvenes troyanos. Turno, hijo de Dauno, rey de los Rutulos.
- ↑ Desiderabuni mori, et mors fugiel ab eis. (Apoc, cap. ix, v. 6).
- ↑ Los que están en el Purgatorio.
- ↑ Beatriz, que en el canto XXX del Purgatorio se aparece á Dante para servirle de guia en el Paraíso.