(JANTO TERCERO
Llega el Poeta á la puerta del Infierno y lee en ella una inscripción pavorosa. — Confortado por Virgilio, penetra en las sombras de los condenados. — Encuen- tra á la entrada á los cobardes que de nada sirvieron en la vida. — Siguen los dos Poetas su camino, y llegan al Aqueronte. — Caronle, el barquero infernal, transporta las almas al lugar de su suplicio á la otra margen del Aqueronte. — Un terremoto estremece el campo de las lágrimas y un relám- pago rojizo surca las tinieblas. — El Poeta cae desfallecido en profundo le- targo.
Por mí se va tras la ciudad doliente ;
Por -iní se va al eterno siifriimento ;
Por mí se va con la maldita gente. 3
Movió á mi Autor el justiciero aliento:
Hízome la Divina Gobernanza,
El PrÍ7no Amor, el Alto Pensamiento, e
Antes de Tní, no hubo jamás crianza.
Sino lo eterno: yo por sietnpre duro:
y Abandona al entrar toda esperanza ! 9
Esta leyenda de color oscuro,
Que vide inscripta en lo alto de una puerta,
Me hizo exclamar: " ¡Cual su sentido es duro!" 12
Habló el Maestro, cual persona experta:
— Todo temor deseche tu prudencia;
Toda flaqueza debe aquí ser muerta. 15