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DE MARRUECOS.


Aquella interminable comitiva atravesó, á la luz fatídica de las antorchas, por las calles de Céuta consternada, hasta depositar en las camas del hospital de los Reyes y de las iglesias de San Francisco y de Jesus y María, su doliente carga; mientras en las zanjas abiertas entre los derruidos muros de Céuta la vieja, se daba sepultura á los cadáveres de unos 100 españoles, que en aquel memorable dia habian inmolado su vida por su pátria y por su fé. Allí yacen ignorados, sin que una piedra recuerde la memoria de su heroismo ¡Triste condicion del soldado! que me hace ver cuán bellamente esclamaba David, para ponderar el olvido en que yacia, sicut vulnerati dormientes in sepulchris, quorum non est memor amplius [1].

Pero Dios los vé y él habrá concedido celeste recompensa á su heróico sacrificio!

Tal fué el encarnizado combate del dia 23 de Noviembre, en que un puñado de españoles, no solo arrostró , sino que rechazó el furioso embate de un enemigo, que en número cuatro veces mayor, le asaltaba con toda la energía de un pueblo salvaje y aguerrido que defiende su independencia, sus hogares y su religion: jornada terrible, que basta para cubrir de gloria al primer cuerpo de ejército y al General que lo mandaba.

Estaba yo á la mañana siguiente leyendo la órden del dia, en que nuestro General, á consecuencia de su herida, resignaba el mando en el General Gaset, y daba las gracias al ejército por su comportamiento de la víspera, órden que leia con satisfaccion, por los elogios con queen ella se ensal-

  1. Salmo 87. Como los heridos que duermen en los sepulcros, y de quienes nadie se acuerda.