Página:La Atlantida (1886).djvu/273

Esta página ha sido corregida
273
X—LA NUEVA HESPERIA

Y vienen á manera de río, se abre paso por entre rocas y maleza, cuando, hecha un mar de lágrimas, gallarda doncella,— dignaos de escuchar mis cuitas,— les dice.


—Nacida en las márgenes que el Miño, al extenderse, echa de menos, sirvióme el trono de mis mayores de cuna; y mi áureo tálamo y mi sepulcro hubiera sido, si unos caldeos, adoradores del sol, no me hubiesen arrancado de allí.


Por su ídolo guiados, querían, camino de Occidente, dar la vuelta al mundo hasta su término; topando, empero, con la valla del mar en Finisterre, me hecharon para erigir un ara al sol.—


Copioso raudal de lágrimas cierra sus labios entreabiertos, mas Galacte se acerca; Luso va en su ayuda.— Juro que te repondremos en el trono de tus mayores, ó no merezco ser hijo de Alcides.—Despídese tristemente


de éste con un dulce y amoroso abrazo; y, con la llorosa estrella que le guía á un cielo de amor, cual disparada flecha, vuela á Finisterre para atravesar el corazón del rey de los caldeos.